LOS MUNDOS DE SHIRA Y AIKEN
LOS MUNDOS DE SHIRA
Y AIKEN
Briana y Emi, la madre de Shira y Aiken respectivamente
dieron a luz a sus respectivos hijos a
la vez, ya que estaban predestinados a habitar en el mismo habita y vivir
juntos o así lo creían ellas por que estaba escrito en las estrellas.
Briana era la madre de Shira y Emi la de Aiken, ambas
sirenas.
Cuando Shira era una bebé
sirena, se mantenía bellísima, con el pelo cobrizo y ondulado, ojos azules como
el cielo y una cola de sirena majestuosa, pero al alcanzar la edad adulta
también poseía un largo cabello adornado con corales, su cola se hizo 1´73cm de
alta y muy bien formada.
Mientras que el bebé Aiken tenía el pelo rubio y rizado muy
gracioso y al alcanzar la edad adulta sus ojos verdes se convirtieron en
semirasgados propios de su raza, una coleta larga y rubia, 1´80 de cm, y 79kg
Todo empezó con la ayuda de sus madres respectivas, como ellas se habían criado.
Las sirenas y los tritones tenían la facultad de comunicarse telepáticamente,
lo cual les facilitó mucho la labor hasta el punto de que sus hijos se enamorasen
eternos y románticamente.
Shira notaba que sentía algo más profundo por Aiken que una
amistad sana y sincera cuando solo contaba 5 años de edad, ya que se sentía
feliz estando junto a él
-Se diría que estáis enamorada de mi, mi reina-Opinó Aiken
-¿Tan malo sería?-Rió ella echándole los brazos en el cuello.
De repente ella se
quedo pensativa, por lo cual él le preguntó cogiendole de las manos- ¿Qué os
pasa mi lady?-
-Deduzco que tengo un don mágico, pero no sé si eso será para bien o mal-Le afirmaba
ella, confiando en Aiken.
-¿Cuál es ese don my lady?-Quiso saber intrigado Aiken.
-Dibujar con una pluma mágica todo lo que vea en mi mente,
pero como no, y hay dibujos que pueden
llevarse a la vida real-Le narraba Shira a su amado.
-Ponedme un ejemplo-Le pidió Aiken.
Ella, sin saber que iba a dibujar, comenzó a dibujar un
sequito furioso que iba hacía ellos a
combatirlos cuando de pronto Shira le
preguntó a Aiken-¿Y ahora que haremos?-.
Aiken cerró los ojos y mediante telepatía la cual solo podían
tener entre ellos igualmente le confesó-Si me guardáis el secreto, os contare
el mío.
Yo derroto a mis enemigos con mi sabiduría y cuando cierro
los ojos veo lo que va a suceder en la realidad en el presente y futuro-.
-Hay algo que no os he dicho: A nuestra ciudad perdida van un
gran batallón legendario-.Le comunicaba ella
-¿Quiénes son los hombres que van a nuestra ciudad
perdida?-Quiso saber para bien Aiken.
-Mi séquito- Fue la respuesta de Shira.
-Con un séquito tan amplio como el nuestro no nos costara
derrotarles-Le decía él, a su amada.
¿Podéis hacer ahora el dibujo que se torna realidad, mi
reina?-Le instaba Aiken a su amada reina del mar cuando de pronto por gracia de
la pluma mágica de Shira el batallón de ambos fueron reunidos, tanto hombres
como mujeres, aparecieron en la ciudad perdida.
-Mi rey y reina, sus súbditos esperan ordenes-Aclamaban todos
al unísono.
Shira fue la primera en hablar- Los hombres más fuertes reconstruiréis
la ciudad por entera con pasadizos secretos y túneles para derrotar al enemigo,
haciéndole creer que allí había fantasmas.
Las mujeres harán la decoración fantasmagórica para espantar
al enemigo-
-Ya habéis oído a vuestra reina esas son las ordenes.
Ah y las únicas personas que se salvaran de ser reclutadas en
esta misión serán las mujeres embarazadas y los niños pequeños.-Apuntaba Aiken
en su papel de rey del océano.
Una vez reconstruida la nueva
Atlántida por entero, ya estaban todos listos para el asalto, pero la
voz se corrió de que el enemigo iba a perder así que llegaron con otra nueva
estrategia-Señor y señora venimos en son de paz-.
Aiken, en ese momento cerró los ojos y entonces vió lo que
iba a pasar.
Shira, al observarlo puso
una sonrisa maliciosa y Aiken al notarla le advirtió-Cuidado mi señora,
que estamos en el mismo bando-
Abdul al ver que lo ignoraban le repitió- Soy Abdul jefe de
las tierras adyacentes y vengo con mis hombres en son de paz.
Aiken en su modo
especial, agregó-Creo que no lo entendéis, nosotros somos los reyes del océano
y en el mandamos y vos estáis desterrados de aquí.
Vos os tendréis que conformar con vivir tan solo en la
tierra-.
-Pero…¿Por qué un castigo tan severo?-objetó Abdul
dubitativo.
-Soy sabio, no tonto, pero me parece que vos sí.
La vida empieza en el agua y es nuestro primer medio
ambiente, por eso os mando al destierro-.Le corrigió Aiken firmemente
enfurecido.
Sin atreverse a protestar con su rey y reina del Océano, ya
que Abdul sabía que tenía todas las de perder, se fue cabizbajo y rencoroso, a habitar
en la llamada tierra, donde se defendía muy torpemente al faltarle pericia.
-¡Mierda, acabé fatal y no conseguí engañarlos.
Ahora he recibido unas piernas que me tiemblan, cual humano
recién nacido ya que apenas me puedo sostener sobre ellas y todo aquí parece
tan inútil…empezando desde mis piernas a construir cual obrero aquí mi propia
casa!-Exclamaba a modo de protesta Abdul-.
Llevaba ya unos tres meses, el tiempo suficiente al pensar de
Abdul, cuando ya estaba el mejor de sus planes tramados, sus piernas firmes y
su casa recién terminada.
Shira mediante la telepatía le decía a su amado-Estoy dudosa,
¿Qué tramará Abdul ahora?-.
-No temáis mi reina, Abdul de malo que es, es tonto.
Mientras que nosotros contamos con el factor sorpresa de nuestros poderes desconocidos para todos-.Le aseguraba
Aiken el rey del océano a su amada Shira.
-Iremos buceando a la nueva Atlántida para proponer a
nuestros hombres y mujeres que se unan a nosotros en la lucha sabia de Abdul,
¿Qué os parece mi reina?-.Le decía con una sonrisa victoriosa Aiken a Shira.
En tanto iban camino a su destino ambos, ella
exclamó-¡Sencillamente magnifico!-.
-Me alegro de que os gusten mis planes mi lady-Repuso él.
Una vez llegaron con sus ambos sequitos al mar Caribe, sitio
donde habitaba Abdul comenzaron a rodearlo sin compasión ante la expectativa de
este, pero no con derramamiento de sangre
-Mi señor, quién es toda esta gente y que se suponen que
quieren de mi-Le pedía humildemente Abdul a Aiken.
-Para empezar yo solo soy el rey-tritón que te ha desterrado del
océano y no te quiere cerca del mar espiandonos, así que tu casa está destinada
a venirse ha bajo, en cuanto a mi sequito les de la orden y será ahora mismo-Dicho
esto el rey del océano levantó el brazo y sus hombres la derribaron por
completo.
Abdul, derrotado se alejó de allí para siempre y no quiso
saber jamás nada de tritones ni sirenas.
-¿Os ha gustado lo que
habéis visto?-Quiso saber Aiken, tras lo cual abrió sus ojos.
-Magnifico my lord-.Le decía ella con cara de pilla
-Desde luego que con vuestras palabras a éste paso me sacais
los colores-.Le alababa él
-Ahora si os parece bien, podemos vivir relajados, tranquilos
y careciendo de nuestros poderes y por supuesto con los ojos abiertos para
difritutar de todo-.-Le proponía ella feliz a Aiken.
-Por siempre mi señora-Le aseguraba él completamente
enamorado de su amada-.
Se quedaron durante un rato mirándose a los ojos hasta que
sus colas de tritón y sirena se enroscaron en un baile enigmático. Comenzaron a
bailar alegremente al son de una música celta imaginada solo por ellos, la que
más les gustaba, sobre todo la llamada Ebvia.
-Sois deliciosamentemente bella, mi reina-Le advertía su
amado a modo de piropo.
-y vos sois muy poderoso, gentil y bello-le regalaba ella
otro piropo.
Aiken y Shira le regalaron la reconstruida Atlántida a su sequito,
con objeto de habitar entre el océano y la tierra abarcando más terreno para
ellos y sus descendientes.
De repente un día, entraron a guarecerse de la lluvia en una
cueva, y no se creyeron lo que estaban viendo, era una cueva mágica donde una
druida sirena les esperaba- Mi rey y reina les estaba esperando para cumplir su
destino-.
-¿Vos que decís?,
pensad que está todo escrito en las estrellas.
¿No parece buen plan?-.Le preguntaba Shira a Aiken.
El se echó a reír y añadió- Sobre todo para quien viene
soñando con este momento desde niños porque
lo vimos escrito en las estrellas.
Pero por mí no seré yo quien le lleve la contraria a las
estrellas, así que habrá boda-.
Morgana, la druida sirena, con un carraspeo interrumpió el
momento mágico-Todo es muy bonito, pero deberéis renunciar al modo terrestre
¿qué decís?-.
-Por mi parte le devuelvo las piernas a las estrellas ya nos podéis
casar-Aclamaron los dos al unísono.
En ese momento, se cayeron en un lago mágico con sus ambas
colas y empezó la ceremonia.
-¿Tu Aiken quieres casarte con Shira, para amarla y
respetarla hasta que caiga la última estrella del cielo?-Comenzaba
preguntándole Morgana a él.
-Eternamente-.Fue su respuesta mirándola a los ojos
Y cuando comenzó Morgana a preguntarle a Shira ella la cortó diciéndole-Del
mismo modo yo a él que él a mi-.
-Al no haberme dado vuestras piernas a mí, esta boda es solo simbólica,
no real, nunca mejor dicha-Les amenazaba Morgana a ambos.
-¿De verdad queréis unas piernas?-.Le preguntaba Shira
-Y exijo que sea en ya-.Le gritaba la druida Morgana.
-¿Puedo?-.Quiso saber ella divertida a su rey y amado.
-Vos sabréis-. Le animó él.
-Nos divertiremos un rato-.Le advertía su ahora esposa.
Shira, sacó la pluma mágica y comenzó a dibujarle las piernas
de humano que poco antes había tenido su esposo a Morgana, lo cual la afeaban y
como no, perdió su condición de sirena, ya que era el precio a pagar.
Al verse atrapada en el fondo del océano rodeada de sirenas y
tritones dejó de luchar hasta hundirse en el fondo del océano, totalmente
mareada de resistirse a combatir a los enemigos.
Cuando la cabeza le dio en el techo de la Atlántida los
tiburones la rodearon por un poco de sangre que salió de esta y por compasión
de una médica la llevó a la luna, donde encontraría su verdadero cuerpo, ya que
¿para qué ser un ser terrestre si había vivido en un lago siempre?
-Ves, es tu momento-Le decía Isis, la médica una vez llegaron
a la luna.
Morgana, resignada, se fue a la luna con la médica a ayudarla
por compasión a recuperar de nuevo su cuerpo de sirena de agua dulce, eso sí,
esta vez había aprendido la lección y que la reina y el rey que habitaban en la
actualidad eran más poderosos que cualquiera que sus conjuros y ni siquiera
necesitaban estar casados solo enamorados y lo estaban mutuamente el uno con la
otra.
Por desgracia lo aprendió muy tarde, ya que de lo contrario
habría obtenido algún poder que no fuera ningún conjuro.
Aquella noche, aprovechando las hiervas que poseía, Morgana
le pidió un deseo a las estrellas para que el conjuro mágico que ambos poseían
desaparecieran, pero no tuvo en cuenta
que ellos eran más fuertes por lo cual el deseo fue fallido.
Aquella noche, el rey del océano, cerró los ojos para dormir
y fue cuando vio lo que tramaba Morgana: Su hermano Brian llevaba en un frasco
agua de rocío para separarlo de su amada Shira.
-¿De verdad os creíais que siendo yo el rey del océano os
ibais a salir con la vuestra?-Rugía él furioso a la par que aparecía a su lado.
-Morgana es como Abdul, de puro mala, es tonta-Y Shira a la
par que Aiken se echaron a reír a la vez.
-Con vuestro permiso mi reina-Le comunicaba telepáticamente a
Shira.
-Adelante-Le concedió del mismo modo ella intuyéndose lo que
iba a pasar.
También uso la telepatía Aiken, para prohibirles a sus
aliados- Por mucha pena que os de no salvéis a nuestros enemigos o acabaran con
nosotros, ¿De acuerdo Maya?-.
-si mi señor- Asintió la médica arrepentida pues deducía que
no había hecho ningún bien.
Así fue, como los hermanos Morgana y Brian cambiaron cierto
día, su colorida cola de pez de agua dulce, por dos piernas deformes, al igual
que Abdul, mientras que Shira y Aiken eran por siempre felices, en el fondo del mar y eternamente.
FIN
ANA MARÍA GRANDE

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