EL MISTERIO DE LA ENIGMÁTICA MUJER PANTERA
EL MISTERIO DE LA ENIGMÁTICA MUJER PANTERA
Aquella noche tenebrosa de primavera, en la oscuridad de las sombras de la noche, vagaba una figura salvaje y felina difícil de prever.
A priori, parecía una gran figura humana, lo más parecido a una bella fémina, pero al salir de los arbustos, no fue una mujer quien salió, sino una pantera negra ágil, sigilosa y hambrienta que muy lentamente se dirigía a la caza de alguna imprudente presa.
Allí estaba Adriel, en el momento justo, en el momento equivocado.
La mujer pantera se abalanzó sobre él y rugió super fuerte para darle a entender que tenía la intención de devorarlo, pero al mirarlo a sus ojos algo pasó por su mente de tal forma, que antes de que Adriel se diera cuenta, ella había desaparecido.
-¿Qué demonios ha pasado y lo que es más por que no me ha devorado? -Se preguntaba él, en voz alta sumamente extrañado. Hizo una breve pausa tras lo cual sin inmutarse ni apenas moverse del sitio, solo para ponerse en pie preguntó-¿Hay alguien ahí? -.
Cabe decir que no obtuvo respuesta alguna, hasta que segundos después, de la otra punta de la selva de entre los matorrales salía una mujer desnuda y cubierta de sangre con una mirada de terror que no presagiaba nada bueno.
Adriel al verla en semejante estado enseguida quiso saber-¿Qué le ha pasado señorita?-.
-¡No lo se la verdad, estaba durmiendo y de repente me he despertado como me encuentro ahora!-Exclamaba ella entre asustada e indignada.
-Mi nombre es Adriel para servirle y el suyo...-Comenzó él a presentarse.
-El mio es María-Se presentaba ella, algo más relajada.
-Sígueme María, te mostraré un lugar donde te puedes adecentar tiene varios lagos alimentados con caños de agua proveniente de grandes cataratas y uno de ellos podría ser uso personal nuestro, ¿Qué te parece?-.Le narraba él a su ahora nueva compañera de aventuras.
Mientras ella se aseaba, él con una escopeta montaba guardia para que nada les pasara a ninguno de los dos.
Todo iba muy bien y con un ambiente muy relajado hasta que él oyó el ronroneo de una pantera, tras lo cual le preguntó a María-¿Has oído eso?-.
Maria extrañamente feliz, le inquirió-¿Oír el que?-.
-Me pareció escuchar el ronroneo de una pantera, quizá estoy muy cansado para discernir entre lo absurdo y la lógica-Le resumía brevemente Adriel dejando caer al suelo su escopeta de caza para darle su cazadora, para que ella parcialmente cubriera su cuerpo desnudo.
Cuando llegaron al campamento de Adriel, era ya de noche, sin apenas comer nada, estaba tan agotado que se fue a dormir.
Cabe decir que María,aprovechó ese momento para salir corriendo para como felina, salir a cazar.
En su camino, encontró un buen ejemplar de ciervo del cual dió buena cuenta de él, dejando solo los muslos de las patas delanteras. Estos los cogió con sumo cuidado de las pezuñas para entregárselas a su salvador para que tomara un bocado, no sin antes pasar por la poza de agua a lavarse ya que entre la lucha acometida entre los dos animales y la transformación de felina a mujer se ponía perdida de sangre.
Adriel, se hallaba en un profundo sueño, cuando de repente al notar cerca de él una respiración fuerte se sobresaltó y al abrir los ojos vio que era la misma pantera negra que había saltado poco tiempo antes sobre él y que terminó por irse por que no se lo pensaba comer.
En esta ocasión,sencillamente se acercó a él ofreciéndole delicadamente la caza que le había traído y se retiró un poco, para que no se sintiera intimidado.
Adriel, un poco más descansado, dió buena cuenta de su cena, momento en que le parecía ver una sonrisa en la pantera negra, tras lo cual en tanto le miraba a los ojos le decía asombrado-¿María?-.
Ella debido a que por la noche tomaba su forma felina, se acercó a él se tumbó a su lado y le ronroneo.
-¿Eres tu verdad?, entonces no me estoy volviendo loco, existen las mujeres panteras-Le hablaba él a la felina.
Y por fin llegó la mañana donde ambos se despertaron bajo un buen día de sol abrazos y comenzaron a hablar.
-¿Cómo es que te conviertes por la noche en una pantera negra?-Quería saber sumamente curioso Adriel.
-Pues veras, yo siempre he sido tan humana como la que más, todo iba bien era feliz escribiendo, saliendo con mi pantera negra, hasta que a las 25 años...-Comienza narrando brevemente ella.
-¿Qué pasó? no me tengas en ascuas-Le increpaba él
-A los 25 un hombre mucho mayor que yo se quiso casar conmigo y yo lo rechacé, motivo por el que conjuró a la luna para que yo me convirtiera en mujer pantera sin capacidad de escapatoria-Le acababa de narrar María.
-¡¡Será mal nacido!!-Exclamaba Adriel furioso, tras una breve pausa quiso saber-No cometería la imprudencia de decirte cómo romper el hechizo ¿Verdad?-.
-Pues sí, dijo que si un hombre se enamoraba de mí tendría que besar a la pantera negra en la que me convierto por las noches sin miedo de ser devorado y en el peor de los casos se convertiría él también en hombre pantera-Le confirmaba María.
-Es que en el mejor de los casos, estamos predestinados a pasar la eternidad juntos-Le aseguraba Adriel.
Aquella misma noche, él le dió un beso de amor a la pantera y a raíz de ahí, de aquel escenario tan pintoresco salieron corriendo dos panteras negras.
FIN
ANA MARÍA GRANDE

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